EL DOLOR DE UNA PÉRDIDA
Quizás no se esperen lo que a continuación van a leer, sin embargo, no se trata de escribir lo que esperas saber, sino de compartirte una visión sobre la pérdida de un ser querido diferente con la que probablemente hayas crecido y que está anclada en tu estructura mental.
Pues bien, si has vivido la terrible experiencia de perder a un ser que amas, pedirte que estés tranquilo, decirte que el dolor pasará y aconsejarte que no te preocupes no es lo que te dará la paz en el corazón ni eliminará tu tristeza.
La muerte es una transición de forma, en nuestra cultura latina no fuimos educados para comprender que el cuerpo es solo el vehículo del alma y que realmente a través de él nos conectamos con aquello que somos en esencia y que no logramos realmente dimensionar.
Ponemos todo lo que somos en esta materialidad ya que desde este cuerpo logramos expresarnos, más el alma usa este cuerpo como muchos otros y es la esencia la que realmente lo comanda.
Si supiéramos lo que hemos venido hacer a esta tierra como almas, dirigiríamos nuestros sentimientos hacia la cooperación para que cada ser pueda cumplir su propósito y no centraríamos nuestros sentimientos en la gratificación personal, podríamos entender fácilmente, que el ser humano decide cuando es hora de partir y continuar su camino pues así como en este plano físico hemos venido a aprender en la 4ta dimensión, donde llegan estas almas, también inician un viaje de crecimiento que inicia con la evaluación de lo que pudieron avanzar en su aprendizaje terrestre con relación a su meta principal. La evolución.
Viéndolo desde esta perspectiva, ¿querríamos con nuestro apego o deseo de conservar nuestro bienestar emocional interrumpir el deseo del alma de quien ha partido? ¿Tendríamos el derecho de hacerlo? No se pretende que cese tu dolor de ver partir al ser que amas teniendo esta información, pues no te han enseñado esto antes, no vas a digerirlo de un momento a otro, pero si sería importante cuestionarte, ¿cómo podrías apoyar el alma del ser que partió en su nuevo viaje? O de qué forma podrías ayudar a quiénes te rodean a comprender que nuestra muerte es una decisión, a veces consciente, a veces no, pero siempre es el alma quien escoge su momento de evolucionar en otro plano. ¡Es cuestión de cooperar!
La vida te presenta oportunidades de crecimiento constantemente, ella como sabia que es, permite que tengamos las herramientas para lograr encontrar nuestro propósito del alma, nuestra misión de vida en esta tierra.
Sin embargo, culturalmente no hemos tenido la formación que nos ayude a reconocerlas en el camino y por eso a veces, o quizás la mayoría de veces, desaprovechamos estas posibilidades.
Mas no siempre sucede así, en ocasiones, cuando logramos verlas y comenzamos a explorar nuestras capacidades a través de los diferentes procesos que nos enseña a creer en nosotros mismos, nos aferramos a estos métodos, personas o lugares y olvidamos qué, en algún momento, debemos emprender el vuelo sin la guía, la ayuda o el apoyo de quiénes han estado allí para nosotros.
Alzar el vuelo es una decisión difícil de tomar, te confronta con tu miedo a perder, a sentirte incapaz, a fracasar, a la frustración o a ver las expectativas no cumplidas, sin embargo, al dejarnos aprisionar por el miedo nos perdemos de ver hasta dónde podemos llegar con el impulso de la fe y la confianza en lo que ya hemos aprendido.
Dar ese paso en la mayoría de las personas genera un efecto de amnesia temporal. El miedo a lo desconocido nos hace olvidar que nos hemos estado preparando para esta nueva etapa de nuestras vidas. Si enfocamos nuestra atención en lo que ya hace parte de nuestros activos emocionales, intelectuales, personales y otros más -según tu preparación- podríamos llegar a tener los niveles de confianza en nosotros mismos como para atraer a nuestras vidas posibilidades maravillosas de alcanzar aquello que deseamos.
Alzar el vuelo hacia un destino nuevo puede ser una gran aventura de grandes logros o un largo camino de fracasos, todo depende de, en dónde estás enfocando tu atención, en todo lo que te has preparado para dar este paso o en los miedos que te asaltan a la hora de decidirte. Tú, -como siempre- eliges la posición en la que quieres estar. Emprende tu viaje, solo así sabrás hasta donde puedes llegar.
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